Roma: amor a primera vista, y a segunda, y a tercera…

No es casualidad que elija este destino para mi primera publicación. Más de una vez lo he definido como «mi lugar en el mundo». No sólo es un museo viviente, donde un pequeño rincón olvidado puede remontarnos a la época imperial, sino que también es una ciudad que nos demuestra el vero espíritu italiano, con la amabilidad de su gente y su gastronomía tan exquisita.

A modo de introducción, voy a contarles acerca de un día de turismo poco convencional por esta maravillosa ciudad, en un viaje que realicé en el año 2009.

Aprovechando que me hospedaría en la casa de amigos de la familia, me dejé asesorar por ellos durante la planificación del viaje. Y fue así que una vez allá, a pesar de haber viajado «sola», fueron pocos mis momentos de soledad, ya que mis amigos -y sus amigos- no lo permitirían.

De esta manera, un jueves soleado mi amigo Fabrizio me llevó por esos sitios que salen de lo común: comenzamos nuestro recorrido en las Catacumbas, para luego probar nuestra sinceridad ante la Bocca Della Verita. Luego de un paseo en auto por las amplias calles de la ciudad imperial, en el que pudimos apreciar la magnificencia del Colosseo, el Foro Romano, las Terme di Caracalla y el Circo Massimo, llegamos a un sitio desconocido para los ojos turistas: Il Giardino degli Aranci –El Jardín de los Naranjos-, ese recóndito espacio situado en el Monte Aventino, punto panorámico que los romanos eligen para enamorarse. Y subiendo un poco más por la colina llegamos al portón que hay en la Plaza de los Caballeros de Malta, desde cuya cerradura puede verse la Cúpula de San Pedro, en el Vaticano.

Por la tarde, ya por mi cuenta, me dediqué a los clásicos monumentos romanos, siguiendo la línea de su calle principal -Vía del Corso-. Partiendo desde Piazza del Popolo, tomé esa arteria comercial para dirigirme a la Fontana Di Trevi. Luego de arrojar la moneda -indispensable para asegurarme una nueva visita-, llegué a Piazza di Spagna, famosa por sus desfiles de alta costura, donde me reencontraría con Fabrizio para seguir con nuestro tour. Esta vez visitamos el Panteón, Piazza Navona, el barrio judío -con su hermosa Fontana delle Tartarughe (Fuente de las Tortugas)- y finalizamos en Largo di Torre Argentina, donde se aprecian restos de cuatro templos romanos republicanos, pero es mucho más conocida por los gatos que habitan allí (lo que derivó en una confusión cultural con mi amigo, quien me dijo en broma que las argentinas éramos gatos…)

A pesar del día ajetreado, aún me quedaban energías. Por la noche, junto con dos de mis anfitriones, Hernán y Sebastián, y su amiga Allegra, tomamos unas cervezas en Trastévere, un barrio que, tal como su nombre lo indica, se encuentra del otro lado del río Tévere -Tíber-, centro de la movida nocturna. Lo que me llamó la atención: pedir una cerveza con una porción de Tiramisú!

Es difícil de describir Roma en pocas palabras, es mucho lo que tiene para ofrecer, por eso este relato fue sólo una preámbulo, dedicaré mucho más a esta maravillosa ciudad eterna.

Para conocer más de Roma…

http://www.disfrutaroma.com

http://www.turismoroma.it

2 Respuestas a “Roma: amor a primera vista, y a segunda, y a tercera…

  1. Què hermoso comentario, de una que ama esta ciudad como «romana». Estàs apoyada en una de las «fontane» màs antigua de Roma, centro del Ghetto ebraico, cuna de la cocina de la capital.
    Me gustò mucho esta iniciativa! Felicitaciones… Pachy

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